Feliz Feliz Navidad!!! (y una mejor nochebuena...)

Los días prenavideños han sido tan agitados que me he debido tomar más de un relajante muscular para contrarrestar los efectos que las bolsas que cargué durante horas tuvieron en mis hombros... incluso tuve que comprarme una lima para pies en busca de suavizar los callos que se acrecentaron (pero le pedí a mi mamá que se la pidiera al vendedor, para mí era tan vergonzoso como comprar remedios para las hemorroides, no hay caso, soy demasiado coqueta y vanidosa). La cosa es que el otro día hablaba con alguien y le contaba las diferencias de mis navidades pasadas con las actuales: mientras hace unos añitos atrás hurgueteaba como loca en los clósets para encontrar los regalos y luego fingir cara de emoción frente al arbolito, ahora estaba desesperada porque me entregaran mi cheque para comprar todos los regalos de navidad, que finalmente me dejaron 20 lucas de sueldo para mis gastos.

Tengo una primita chica que en realidad es como mi hermana (ahora, porque antes me decía mamá... quizás porque la cuidé desde los 6 meses), y ella es una de las que le sigue poniendo el espíritu navideño a la cosa, con sus 9 añitos y su magnífica inocencia todavía tiene sus dudas sobre la existencia del viejito Pascuero. Cuando me lo preguntó hace unas semanas le dije que no estaba segura, pero que me tincaba que si uno creía de verdad realmente existía. Mi hermano por su parte, respondió a su duda con un "Saaaale de aquí mojona!".

Es chistoso, yo dejé de creer en el Viejito Pascuero a los 2 años y medio, y con ello le maté la ilusión por lo menos a 5 niñitos: Una navidad, luego de preguntarle a mi mamá por qué habían tantos viejos pascueros en la calle, fuimos a la masiva celebración familiar de ese año, donde a mi padrino (chico y negro) se le ocurrió la brillante idea de disfrazarse de pascuero... la cosa es que nadie pensó en que la pendeja avispada iba a decir (cáchense, si es de lujo): "¡Mami, estas son las manos de mi padrino Lucho!", justo antes de tirarle la barba para darle un beso, y dejar a la montonera de pendejos con preinfarto desilusionativo...

A pesar de que nunca creí en el viejito Pacuero, la nota de emoción navideña siempre la ha puesto mi papá, que sagradamente decide hacer una oración y leer un texto bíblico antes de abrir los regalos, acompañado del Noche de Paz o el Ave María (es una cosa que te pone todos los pelitos de punta), en ese momento da las gracias a Dios por haber enviado a su Hijo a esta tierra, y le pide protección y guía para nuestros caminos.

Cada familia es diferente, por eso, sin importar las tradiciones que cada uno tenga, los invito a refleccionar en qué hace su navidad distinta de las de otras familias, y si no necuentran nada la cosa es simple: piensen en un símbolo distintivo para la suya antes de las 12 y sorprendan a su familia con un lindo gesto que se puede convertir en una tradición.


Besssssos para todos y les deseo unan hermosa noche cargada de emoción (que no tiene por qué terminar a las 12, claro está!). Y aprovechando el cierre de año agradezco a todos los que pasaron a regalarme un posteo durante todo el año, y a todos aquellos que leyeron mis divagaciones sin decidir postear algo.


Muchas bendiciones para todos!!!!

Con cariño:

Natalia y Peque (el chico guapo de la foto)